He alterado las notas escolares de alguien para asegurarme de que reprobará y he expuesto a un político tramposo. Derribé una compañía como Nestlé, terminé un culto y aterricé aviones. He destruido armas químicas, he detenido una bomba nuclear. He hecho todo esto y más en Greyhat porque soy el hacker al que todos recurren cuando necesitan que se haga algo.
Todo lo que necesito es una dirección IP. Lo conecto a un programa de tunelización y luego estoy dentro de su máquina, en su escritorio, con archivos y carpetas delante de mí. Algunos pueden estar bloqueados, pero siempre hay pistas de contraseñas por ahí. Tal vez sea el nombre de un ser querido, tal vez sea un cumpleaños, tal vez sea su banda favorita. Reviso sus correos electrónicos, sus documentos y las transmisiones de la cámara web, y tarde o temprano encuentro lo que necesito.
Greyhat saltó hacia mí a principios de este año, cuando jugué una versión preliminar. Me pareció agudo, imaginativo e intrigante. En particular, me encantó la forma en que emulaba la sensación de ser un hacker de élite en una película. Ya sabes, una de esas personas que golpean un teclado cuando aparece una interfaz extraña y luego se desmorona bajo su implacable asalto.
He alterado las notas escolares de alguien para asegurarme de que reprobará y he expuesto a un político tramposo. Derribé una compañía como Nestlé, terminé un culto y aterricé aviones. He destruido armas químicas, he detenido una bomba nuclear. He hecho todo esto y más en Greyhat porque soy el hacker al que todo el mundo recurre cuando necesita que se haga algo. Todo lo que necesito es una dirección IP. Lo conecto a un programa de tunelización y luego estoy dentro de su máquina, en su escritorio, con archivos y carpetas delante de mí. Algunos pueden estar bloqueados, pero siempre hay pistas de contraseñas por ahí. Tal vez sea el nombre de un ser querido, tal vez sea un cumpleaños, tal vez sea su banda favorita. Reviso sus correos electrónicos, sus documentos y las transmisiones de la cámara web, y tarde o temprano encuentro lo que necesito. Greyhat me llamó la atención a principios de este año cuando jugué una versión preliminar. Me pareció agudo, imaginativo e intrigante. En particular, me encantó la forma en que emulaba la sensación de ser un hacker de élite en una película. Ya sabes, una de esas personas que golpean un teclado cuando aparece una interfaz extraña y luego se desmorona bajo su implacable asalto.Leer másEurogamer.net